martes, 23 de septiembre de 2008

El estado fallido


Paradigmoterapia
Pablo Delgado Rannauro.

El estado fallido.

No nos perdamos en los efectos busquemos las causas. El gobierno mexicano ha querido enfrentar al problema del crimen organizado con un coche sin motor y a veces sin ruedas.
Ramón Alberto Garza en su opinión de territorios perdidos dice: Un mandatario no puede aceptar la pérdida del control del estado porque estaría aceptando que alguien más lo asumió, es admitir que la guerra que se decía “vamos ganando”, está ya bajo el manto protector del enemigo. Sea narcotraficante, secuestrador o terrorista, y quizá con uniforme de la AFI.
En la entrevista de Anabel Hernández a Samuel González especialista en temas de seguridad y delincuencia organizada y asesor de Naciones Unidas para el combate a las drogas y a la corrupción, dice:
México se encuentra al borde de convertirse en Estado fallido, donde no hay autoridad, ni ley, ni orden. Donde la sociedad está viviendo alarmada como se descompone el desarrollo de su vida normal.
González señala que lo que se está viviendo en México es terrorismo y así debe llamársele. El especialista afirmó que la espiral de violencia se ha acelerado por falta de una estrategia real, conjunta, para combatir a la delincuencia. También por los altos niveles de corrupción e impunidad que imperan dentro del propio gobierno y de las corporaciones que deben enfrentar al crimen organizado.
Un Estado fallido arranca con la infiltración de la delincuencia organizada en el Estado, luego sube de nivel cuando hay un proceso de feudalización del territorio.
Como lo estamos viendo en: Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas, Chihuahua, Aguascalientes, Chiapas, entre otros, donde ya no manda el gobierno sino el crimen organizado.
No solo los gobiernos son los responsables, también los empresarios que muchas veces tomaron dinero fácil y no supieron medir las consecuencias de algunos actos, de los medios de comunicación porque no informaron oportunamente de la situación que se venia. De los académicos, por llamar “alarmistas” a quines preveían la situación actual.
De los políticos porque hubo graves procesos de financiamiento ilícito en las campañas políticas que han pasado y se vale todo con tal de ganar. Es una real señal de descomposición social. Y de la sociedad civil porque no supo entender hacia donde íbamos.
Afirma no hay inteligencia en la lucha, ni hay cuerpos policiacos limpios. El gobierno no quiere tomarse la medicina para romper con los intereses creados con la delincuencia organizada. Esa medicina comprende luchar contra la corrupción interna en el gobierno.
Sin combate a la corrupción, no se ganará la batalla, señala Samuel González. Por eso el gobierno de Felipe Calderón debe comenzar con limpiar sus propias estructuras.

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