jueves, 18 de septiembre de 2008

REALIDAD Y MITO: IMAGINARIOS DE LA GITANIDAD


REALIDAD Y MITO: IMAGINARIOS DE LA GITANIDAD
por JUAN PABLO NIETO, et al* . Saturday, Jan. 06, 2007 at 12:57 PM


Provisionales reflexiones antropológicas acerca de los imaginarios construidos colectivamente sobre la sociedad de los Gitanos en Colombia.


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Por:
JUAN PABLO NIETO
MARCELA OSPINA SALCEDO
CATALINA SÁNCHEZ LEYVA*

PRIMERA PARTE: PROCESO HISTÓRICO: IDENTIDAD GITANA Y RELACIONES INTERSOCIALES

Para explorar el mundo de la realidad Gitana, es necesario contextualizarla dentro de un proceso histórico que la defina en cuanto a su esencia, tradición y costumbres. Nos remitiremos a la compilación histórica hecha por Teresa San Román[1], y a fuentes diversas que citaremos más adelante, y de este modo lograr un mayor acercamiento a la historia de este pueblo.

El origen del pueblo Gitano se remite al noroccidente de la India para antes del año mil. La primera migración Gitana se sitúa en el siglo IX cuando el Islam invade la India y los pueblos del norte empiezan a emigrar hacia occidente. La segunda migración se produce en el siglo XIII, cuando los llamados Gitanos abandonan el territorio ante la presión de los ejércitos mongoles que están conquistando el territorio[2].

Grecia y Armenia fueron importantes puentes en el paso de estos grupos al continente europeo. Hacia la mitad del siglo XIV se destacan asentamientos Gitanos en todas las islas del Mediterráneo y en la Grecia continental. Poco a poco los grupos Gitanos se fueron extendiendo por toda Europa. Dependiendo de las costumbres, la zona geográfica que ocuparon y la variante dialectal de la propia lengua hablada por los Gitanos, se van configurando los grandes grupos que han sobrevivido hasta hoy en día: Kalé, Lovari, Sinti, Kalderash y Manouche.

La presencia de los Gitanos en España está registrada para el siglo XV. Llegados a la península a través de los Pirineos, esto atestiguado en un documento de 1425 cuando el rey Juan II de Aragón concede una cédula de paso a Juan y Tomás, los cuales se hacían llamar condes de Egipto menor; de este nombre surgiría la palabra Gitano por la cual se conoce en castellano a los Roma.

Sin embargo en el primer libro citado, se hace referencia a dos oleadas distintas con diferentes procedencias, la primera es la mencionada anteriormente, y la segunda es a través del Mediterráneo ya en 1488. Cabe aclarar que la oleada más citada fue la primera, debido a las historias que los Gitanos proclamaban sobre su origen, y por la novedad de su presencia. Según otras fuentes, se registra una primera oleada en el siglo XIII por el sur de España.

La aceptación del grupo Gitano es una cuestión que genera muchas dudas, y más que esto, produce un gran impacto, debido a la situación vivida durante este período en la península Ibérica; en este momento el territorio sufre la etapa culminante de la reconquista española cristiana, y a pesar de esto es interesante ver como según las fuentes la aceptación de los Gitanos se da tanto en Aragón, como también en Castilla y los otros reinos. El siguiente párrafo contribuirá a aclarar el por qué de este hecho: “Llegaron a París doce penitentes, según ellos decían, a saber, un duque, un conde y diez hombres, todos a caballo, que se decían buenos cristianos, procedentes del bajo Egipto. Aseguraban, así mismo, que antes también habían sido cristianos, que éstos les habían sometido no mucho tiempo atrás, tanto a ellos como a todo su país, y que los habían hecho convertirse o morir a los que se rehusaban a cambiar de credo...Algún tiempo después de haber ellos abrazado la fe cristiana los sarracenos los asaltaron, se rindieron a estos enemigos y volvieron a ser sarracenos, renegando de nuestro señor. Ocurrió, más tarde, que los cristianos como el emperador de Alemania, el rey de Polonia y otros señores enterados que habían procedido con tanta falsía al abandonar sin mayor trabajo nuestra fe para retornar a su condición de sarracenos e idólatras, los atacaron y vencieron con facilidad...El emperador y los demás señores luego de larga deliberación y consejo, decidieron que en lo sucesivo los vencidos no poseerían tierras en su propio país, hasta que el Papa no consintiera en ello, para lo cual, era conveniente que fueran a ver al santo padre a Roma. Hacia allá marcharon todos, grandes y pequeños, con gran sufrimiento de los niños. Al llegar hicieron confesión general de los pecados...El papa les ordenó, como penitencia, que durante siete años seguidos anduvieran por el mundo sin acostarse en el lecho. Como ayuda de gastos dispuso que todo obispo o abad portador de báculo les diera por una sola vez diez libras tornesas; les entregó cartas de paso para los prelados de la Iglesia en las que hacía mención de lo por él dispuesto, y les dio su bendición. Se marcharon, pues y erraron por el mundo durante cinco años antes de llegar a París los doce de que he hablado, el 17 de agosto de 1427”. Diario de un Burgués de París, 1427.

De lo anterior podemos inferir que la importancia del papa (Martín V 1417-1431) como representante de la Iglesia, legitima la presencia Gitana, a través de las cartas de presentación otorgadas por este; lo cual no es más que la autorización para su libre tránsito y buena acogida en los territorios por los cuales circularan . Esta situación cobra mayor importancia en la península Ibérica, por el poder e influencia de la religión, generados estos a través del conflicto con el Islam; cabe anotar que en la península a partir de la Reconquista, surgieron grupos de judíos y musulmanes conversos que no recibían el mismo trato, esto no puede pasar desapercibido, pues como hemos visto y como citaremos más adelante los Gitanos fueron bien acogidos a pesar de su calidad de conversos, según el dictado papal. Esta es una de las razones para tal hospitalidad, otra puede encontrarse en los títulos de nobleza que ostentaban, y en el atractivo de lo desconocido, pues estos recrearon y contaron mil historias extrañas sobre su origen, además manejaban artes quirománticas; esto entre otras cosas contribuyó a la imagen misteriosa y exótica que los seguiría hasta el presente.

Según la compilación hecha por Teresa San Roman, la evolución del grupo Gitano en España puede dividirse en varios períodos, una primera etapa seria la caracterizada por la ausencia de conflictos desde su penetración hasta la promulgación de las primeras Pragmáticas reales contra ellos, dentro de esta se encuentra la situación anteriormente mencionada. La segunda es caracterizada por el deseo de la corona de expulsarlos. Desde la Pragmática de 1499, hasta 1633 en que por una nueva Felipe IV revoca la anterior en pro de los criterios poblacionistas del periodo. Una tercera de integración legal desde 1633 hasta la última Pragmática, en este caso de Carlos III quien les declaró en 1783 iguales al resto de sus súbditos. En este periodo la corona intentara hacer desaparecer su nomadismo y convertirlos en personas productivas para el reino. La cuarta etapa sería a partir de la fecha anterior, donde no vuelve a promulgarse ninguna ley o decreto especifico para esta minoría, y es aquí donde puede comenzarse a hablar de la incorporación definitiva de los Roma a España.

Los edictos contra los Gitanos se caracterizaron por la negación explícita de su cultura y costumbres, es el caso de la Pragmática de los Reyes católicos en 1499, donde ordenaban la expulsión inmediata de los Gitanos concediéndoles un plazo de sesenta días para salir del reino o para que tomaran oficios conocidos; a los que no se acogieran a la ley se les daría cien azotes y se les desterraría a perpetuidad, si reincidían se les cortarían las orejas y permanecerían sesenta días encadenados. En caso de una tercera infracción serian esclavos para toda su vida. Estas sentencias serían el comienzo de una serie de leyes coercitivas, algunas bajo el velo de la permisividad. Una ley de 1528 en la cual se impartía el destierro para el que no tuviera oficio conocido, otra, de las impartidas por Felipe II en 1558 los obligaba a dejar su forma de vida tradicional para instalarlos en villorrios y poblados. El 28 de Junio de 1619 Felipe III da un plazo de seis meses para que estos salgan del reino bajo pena de muerte, a todos los gitanos que no se empleasen en el trabajo de la tierra. Felipe IV en 1633 prohibe a los Gitanos vivir en comunidad (entre ellos), usar su vestimenta tradicional, hablar su propia lengua, creer y practicar sus tradiciones, con pena de destierro de tres años. En este Edicto se dice que los Gitanos son españoles queriendo significar la negación de su cultura. En 1692 Carlos II prohibe a los Gitanos que vivan en pueblos de menos de tres mil habitantes, porten armas y se dediquen a oficios distintos a la agricultura.

Nuevamente Carlos II, en 1695, prohibe expresamente a los Gitanos ocuparse en sus oficios tradicionales, como el de la herrería y la forja de metales, tener caballos y abandonar el pueblo bajo la amenaza de ser conducidos a las galeras durante seis años.

Un documento que se dio a conocer en Madrid en 1705, autorizaba a los corregidores y otros agentes de la justicia, a disparar contra los gitanos que anduvieran por los caminos y se negaran a entregar sus armas. Se autorizó, también, perseguirlos aún dentro de las iglesias de refugio (tierra consagrada), sitios tradicionalmente inviolables donde se podían refugiar los criminales perseguidos por la ley.

El 19 de septiembre de 1733 Carlos III prohibe nuevamente a los Gitanos usar su propio idioma y seguir su tradición cultural. Los obliga a sedentarizarse y les fija un plazo de noventa días para que encuentren un oficio conocido.

Un Decreto Prefectoral del año de 1802 hizo que en una noche todos los Gitanos del País Vasco se vieran rodeados de un inmenso cerco de policías y conducidos a los puertos del Atlántico para ser transportados a las colonias americanas. Únicamente la guerra marítima impidió llevar a cabo semejante proyecto. Después de una larga detención y como no se sabía que hacer con los gitanos, se tomó la determinación de dejarlos en libertad. (Ver al respecto a CLEBERT, Jean Paul. 1985. Los Gitanos. Barcelona: Biblioteca de Historia No.47. Ediciones Orbis, S.A.. P.75 y ss.).

Tenemos pues que a los Gitanos se los acusa de hurtar y maltratar a los campesinos para robarles sus caballerías, robar niños, saquear los sembrados, circular en compañía de bandoleros, formar grupos armados, etc.. Algunas de las medidas que proponen para reprimirlos son, señalarles lugares para su residencia, impedirles el manejo de las caballerías, se les prohibía ser corredores de ganado, portar armas, el uso de su lengua y traje, etc.; pero tal vez una de las acusaciones más interesantes es la de caníbales.

Cuando se comienza a percibir la fuerte intervención del Gitano dentro de la economía de la región, es cuando se inicia su persecución, y es cuando las diferencias culturales se transforman en mecanismos de exclusión y violencia, tanto así que la palabra calé con la que los Gitanos españoles se autodenominan, ha pasado al catalán con el significado de dinero. En esta medida podemos establecer una analogía de la expulsión de los Gitanos con la de los judíos, la cual está relacionada con la transferencia de fortunas dentro de la sociedad española.

Aparte de todo lo anterior, a los Gitanos se los acusaba también de carecer de religión, poligamia sucesiva, casarse sin respetar los grados prohibidos por la Iglesia, no cumplir con los preceptos del ayuno, comunión y bautismo, y ser hechiceros y adivinos. Con esto se puede ver como, si en un principio la Iglesia los “protegió”, después los convirtió en principales herejes. Los factores económicos y religiosos, como en toda historia de occidente, están estrechamente ligados, y vemos en este caso un buen ejemplo de esto al convertirse los Gitanos en una amenaza social, al ir en contra del sistema ideológico- económico español. Pensamos que estamos más cerca de la realidad por las condiciones que se gestaron en la vida social española de repudio ante el comportamiento Gitano; es importante anotar que esta época coincide con el encuentro entre España y el pueblo de lo por ellos llamado caribe y el auge del imaginario sobre el canibalismo como mecanismo de dominación y sometimiento.

En la tensionante relación unida por el miedo mutuo, entre Gitanos y campesinos es probable que los primeros idearan comentarios y cuentos a manera de bromas, para establecer una jerarquía similar, a lo posiblemente sucedido en América entre indígenas (Panches y Pijaos) y españoles, cuando los primeros esparcían la idea de que eran caníbales; uno de los medios más importantes y hasta más fáciles para adquirir y controlar el poder, es el terror. Podemos apreciar, que en cierta forma, los Gitanos adquirieron una posición sobresaliente frente a la sociedad rural por el manejo dado a la violencia, de la que podían substraer beneficios.

La sociedad española en ese momento era muy inestable, los rezagos de las guerras afectaron tanto su situación económica como política, lo cual tuvo repercusiones en la nueva forma formación de la administración política y en una degeneración de la conciencia colectiva en las zonas rurales por los inicios del aún incipiente, capitalismo.

Ante esta inestabilidad creada por el proceso de transición, los Gitanos adquirieron cierto poder gracias a su fuerza de cohesión colectiva por medio de la violencia, al fin y al cabo esto preservaba su esencia de ser Gitanos; su sociedad permaneció relativamente estable y diferenciada.

Esto se demuestra en las continuas quejas de los súbditos, incluyendo a los campesinos, catalogándolos como ladrones y pícaros, además en las sentencias dictadas por el rey citadas anteriormente. No podemos dejar de considerar la posible validez de las quejas de éstos sobre los Gitanos. En toda historia hay una parte cierta y otra que lo es menos, este es el caso de la historia del pueblo Gitano en España.

Lo que queremos aclarar, es que el rechazo causado por el pueblo Gitano rebasa los límites geográficos de España. Después de la llegada a Europa de los primeros grupos Gitanos, se manifestaron actitudes de rechazo hacia estas gentes extrañas, el sentimiento etnocéntrico europeo no les permitía aceptar un grupo de personas con indumentaria, lengua y costumbres diferentes. Ellos fueron despreciados y temidos, y los gobiernos se encargaron de manifestar ese sentimiento de rechazo y empezaron a articular políticas represivas y racistas.

Se señalan casos de persecución y esclavitud Gitana; en el siglo XIV (baja Edad Media) había Gitanos rumanos que eran esclavos del rey, la Iglesia, o los terratenientes. Hasta el siglo XIX no se liberaron de ese yugo. Joaquín Albaicín escribe: “una de las categorías serviles en que fueron divididos los esclavos gitanos en Rumania era la de los skopici; Gitanos que eran brutalmente castrados para que sirvieran de cocheros a las damas de alta alcurnia sin riesgo para sus maridos”.

El racismo se extiende con la colonización de otros pueblos por las potencias europeas. En plena era de expansión y descubrimiento del mundo, Europa formuló suposiciones científicas que promulgaban la diferencia entre los pueblos y, sobre todo, la superioridad de unos sobre otros. Esta superioridad legitimaba la explotación de los individuos considerados inferiores

Los problemas raciales surgen cuando se empieza a gestar un cambio dentro de las relaciones económicas, y la sociedad fuertemente jerarquizada se ve quebrantada, debido a que actúan como mecanismo de restablecimiento de las divisiones entre clases.

Hemos inferido a través de lo investigado y escrito anteriormente, que la emigración Gitana a América fue una consecuencia del rechazo que generaron éstos, a los reyes y señores y a la población europea en general. Aunque también puede incluirse dentro de las causas de su migración, que éstos fueran considerados como buena mano de obra.

“Para tener referencias sobre lo que acontecía con Portugal y su colonia en América, se puede transcribir lo siguiente: “Desde los últimos años del siglo XVI son numerosos los ejemplos de deportaciones de cingaros por los portugueses a sus “conquistas” (...) En 1629, el escritor Miguel Leitao d´Andrada preconizaba el embarque de cíngaros para (...) Brasil, más especialmente para la posesión de Maranhao. Se conoce, para el Brasil, un caso (...) ya en el siglo XVI: en 1574, el cíngaro Juan de Torres, condenado a cinco años de galeras por haberse sustraído a una orden general de expulsión, obtuvo una conmutación de pena, y fue enviado al Brasil con su mujer y sus hijos. Un decreto de agosto de 1686 estipulaba que los cíngaros que siguieran vagabundeando en Portugal serían deportados a Maranhao. El número de estos colonos debía ser bastante elevado puesto que inspiraron varios textos reglamentarios. Un Edicto sobre la policía de los cingaros en Brasil, firmado en Lisboa en 1760, les prohibía el porte de armas, la venta de caballos y el comercio de esclavos; obligaba a los niños a aprender oficios, a los adultos a ser soldados o bien empleados en obras de utilidad pública mediante un salario justo. Varios topónimos de Brasil incluyen las palabras “cigano, cigana” o “ciganas”. (Ver sobre el particular FRANCOIS DE VAUX DE FOLETIER. Mil Años de Historia de los Gitanos. Traducido del francés por Domingo Pruna. Plaza y Janés, S.A. Editores. Barcelona. 1974. Pp.58-59”).[3]

En el trabajo referido en la cita anterior, se afirma que “Las primeras salidas de Rom de Europa con rumbo hacia América tuvieron ante todo un carácter disciplinario. Fue así como muchos Rom que se negaban a cumplir las órdenes de expulsión que se sucedían en Europa fueron enviados por la fuerza a las colonias americanas”. Las primeras migraciones se dan en el tercer viaje de Colón.

Es necesario aclarar que a las emigraciones forzadas siguió una emigración voluntaria. Los Gitanos buscaban nuevos territorios donde continuar con sus tradiciones, y seguir con su vida itinerante. Es un hecho que la presencia Gitana en América, tuvo lugar desde los inicios de la conquista española, un hecho que comprueba esto es la orden emitida para deportar a los Rom que se encontraban en el continente americano (op. cit). La persecución emprendida hace cincuenta años, en la segunda guerra mundial, fue otra de las presiones para las recientes migraciones de Gitanos.

Las condiciones que se dieron durante la colonia en América Latina, tuvieron particularidades que permitieron cierto tipo de adaptación. Cabe resaltar que los encomenderos españoles evitaban cualquier tipo de trabajo manual o que representara algún esfuerzo físico. Los indígenas servían como mano de obra, al igual que muchos esclavos, quedando así abierta parte de un sector laboral como es el artesanal, y de oficios varios; estas posibilidades pudieron dar cabida a los Gitanos en el sector.

Para nosotros, una posibilidad es que con la creciente población mestiza y con la llegada de españoles al Nuevo Reino con pocas posibilidades de manutención, se hayan sumado a estos parte de la población Gitana.

En Colombia, los Rom fueron parte del fenómeno denominado como los arrochelados. Las rochelas eran, en principio, grupos heterogéneos de individuos de distinto origen étnico --negros escapados de las haciendas esclavistas, indígenas desarraigados de sus comunidades, blancos fugitivos de la justicia, y en fin un sinnúmero de mestizos y mulatos descastados que no encontraban un lugar en la sociedad colonial-- que se juntaban para vivir, o bien apartados y escondidos, o como itinerantes recorriendo amplias zonas, pero siempre evitando ser atrapados o capturados por las instituciones coloniales. (Torres Rincón: 1997: 4 y ss.).

Los Gitanos encontraron un lugar en esta reunión de comunidades y grupos culturalmente afines, que vivían en la ilegalidad, y de acuerdo a sus costumbres basadas en la reciprocidad y en la ayuda mutua, encajaron perfectamente en esta agrupación. De este modo, lograron ocultarse del poder colonial y desafiar sus leyes.

La información que se tiene sobre el papel de los Gitanos durante la colonia, es dispersa y de difícil acceso, además casi toda está basada en tradición oral más no escrita.

El proceso de afianzamiento de la cultura y tradición Gitana, tuvo como eje central la actividad comercial. Vamos a especular de acuerdo a lo que hemos consultado, sobre la importancia de esta actividad.

El comercio es una actividad que tiene la peculiaridad de no ser autosuficiente; los Gitanos ejercen esta labor con el éxito suficiente para garantizar su subsistencia, el acerbo de su pasado es vivir de realizar esta actividad, pero también contribuyó a esta situación el hecho de que la economía colonial era, en teoría, un sistema cerrado donde era muy difícil acceder y ascender a otro tipo de actividades. No todos los trabajos tenían el mismo prestigio, el primer lugar lo ocupaba el terrateniente; para los Gitanos era muy difícil acceder a este tipo de rango o categoría.

Como consecuencia de la gran habilidad comercial de los Gitanos, la corona española tomó medidas drásticas para contrarrestar la expansión de este oficio, ya que el hecho de que los Gitanos no tuvieran un lugar fijo, no permitía cobrar los impuestos correspondientes a esta práctica. Se exigió a los Gitanos dedicarse a la labranza y no a ninguna otra actividad. (NRLE, Ley 17, Artículo Y, Título II, Libro F). Esta medida fue tomada principalmente con el fin de sedentarizar a la población Gitana, todo esto con fines económicos.

Retomando la cuestión de discriminación racial, dicha situación en América no se dio entre etnias sino entre clases sociales que nosotros categorizamos como generales[4], estas son: blancos, mestizos, negros e indios (las dos últimas se establecieron a partir del siglo XVIII). De este modo, los Gitanos pueden ubicarse dentro de la categoría de mestizos por su condición de marginales; la calidad de mestizo tenía grados diferentes de clasificación pero en general eran marginados, pues no podían subsistir por sus propios medios.

A lo largo del siglo XVIII con el incremento de la población mestiza, aumenta su poder económico y social, sin embargo los Gitanos como sociedad endogámica se excluye a sí misma de la sociedad mayoritaria (mestizos) y cada vez adquiere un carácter mucho más marginal e invisible que hasta el presente aparentemente ha persistido así.

No obstante, esta condición les ha servido como medio adaptativo y muchas veces el rechazo y los prejuicios hacia ellos por parte de la sociedad mayoritaria, ha sido recreado y alimentado por estos mismos.

SEGUNDA PARTE: SOCIEDAD ACTUAL: RELACIONES INTERSOCIALES

Después del proceso histórico brevemente descrito en la primera parte, proseguiremos a hacer el análisis tanto de éste, como de lo que las fuentes historiográficas y la tradición oral gitana aportaron. Nos referiremos también a la situación actual del pueblo Gitano, para relacionar el análisis de este proceso con ésta.

Describiremos cómo ha cambiado esa cultura,[5] y cómo ha sido su proceso de adaptación y permanencia en la realidad del mundo no Gitano. Nos apoyaremos en esta información para dar respuesta al problema planteado en la introducción.

Ubicar a los Gitanos, o Rom como ellos exigen que se les denomine, dentro de una escala evolutiva de las sociedades o dentro de una clara clasificación para un antropólogo y para nosotros personalmente, es una labor supremamente difícil. Esto, porque siempre se ha tratado de categorizarlas en tipologías polares (complejo, no complejo, comunidad, sociedad, militares y de consenso etc.), es decir categorías excluyentes, y si existen entre estas dos, se encuentran en estado liminar.

Nosotros no queremos caer en el error de categorizar un tipo de sociedad, porque así se excluyen elementos inherentes a esta. En este caso estamos tratando con una cultura, que cuenta con muchos elementos de las sociedades “elementales”, pero está al mismo tiempo en una intrínseca relación con la sociedad “compleja”.

Podría hablarse de una hibridación, concebida como un estado liminar por el cual está pasando la “postmodernidad” [6] en la cual está imbuida la sociedad actual, en este sentido la sociedad Gitana al establecer contacto e incluirse en cierta forma, en el proceso de la sociedad no Gitana, está en constante contacto con esta creciente hibridación; la pregunta es ¿tienden los Gitanos realmente a caer dentro de este proceso?

Es necesario contemplar, que cada grupo social tiene un proceso de hibridación particular, pero éste al mismo tiempo, está incluido en el proceso nacional. Lo híbrido es liminar, y esto a su vez es peligroso[7], es una condición evanescente, es dual, está en el intersticio, se perfila en una zona de penumbra.[8]

Esta es la situación a la cual se enfrenta Colombia, donde el poder no define a qué lado se encuentra, ni siquiera las mismas partes lo hacen. Lo peligroso a su vez significa crisis y en ésta se encuentran todos los fenómenos sociales, políticos y económicos y ecológicos. Esta crisis abarca a todos los tipos de sociedades existentes en el territorio colombiano, por supuesto incluyendo a los Gitanos.

El problema de la violencia rural, en algunos casos urbana (Antióquia años ochenta) acarreó para los Gitanos la necesidad de canjear el oro, que era acumulado y utilizado como forma de cambio, transportado en los carromatos formando largas caravanas, por tierras, casas, carros y demás propiedades. Este metal ha sido muy importante, no sólo económicamente sino también culturalmente, y uno de los puntos de unión y convergencia de todos los grupos Gitanos. Esto por lo demás contribuyó a la sedentarización del grupo Gitano en Colombia Girón (Santander) y Bogotá, desde hace quince años aproximadamente.

Sumado a esto, los patrones culturales se vieron altamente modificados por una relación mucho más cercana con la sociedad mayoritaria; las mujeres y los niños permanecieron en las ciudades mientras los hombres se encargaban del comercio de cuero y cobre, principalmente en pueblos y ciudades venezolanos. Las mujeres frente a las largas ausencias de sus esposos se valen de su habilidad tradicional en las artes quirománticas para sostenerse.

Una de las cuestiones que afectó la sedentarización, fue la relación con sus vecinos de barrio o de pueblo, y también tienen conflictos con los curas de pueblos y de las parroquias de ciudades. A pesar de que los sitios donde se ubicaron pueden considerarse como populares, los Gitanos tuvieron muchos problemas por ser, según ellos, alegres y fiesteros, pero los vecinos los consideraban como bulliciosos y problemáticos. Quizás esto no sucedía por su actitud, sino por el hecho de ser distintos.

“La incertidumbre acerca del sentido de la modernidad, deriva no sólo de lo que separa a las naciones, etnias y clases, sino de los cruces socio- culturales en que lo tradicional y lo moderno se mezclan”(Culturas Híbridas. Pp.14).

La sociedad Gitana ha estado en un estado casi permanente de marginalidad social, principalmente de marginalidad económica. Esto es importante pues el tipo de trabajo citado, y el de la quiromancia, carente de prestigio, condena a esta etnia al desprecio de los otros y a generar temor en éstos.

Muchas veces su tradición es utilizada como medio de subsistencia, por otros; consideran la actividad Gitana como una forma de rebusque y mendicidad. Además, la apariencia de las Gitanas, sumada al imaginario instaurado antes de la colonia, las introduce dentro de un círculo vicioso de marginalidad. La vejez es considerada una característica de las mujeres Gitanas, en la sociedad no Gitana esta es vista como un estado denigrante y decadente al que tememos llegar. El imaginario colectivo funciona de esta manera, los conceptos occidentales contrastan con la realidad de ser Gitano.

Es interesante recordar que la mayoría de las niñas de la sociedad occidental se ha disfrazado alguna vez de Gitana, y se puede examinar si el hecho de disfrazarse no significaría una forma de burlarse de la otredad en un sentido de caos y desorden, o si simplemente se limitaría a una representación estética.

Según el libro que próximamente se publicará, los Rom han sabido sacado provecho a la relación que se da entre ellos y la sociedad mayoritaria que hace todo por asimilarlos, y han esgrimido estrategias como la invisibisibilidad y la fluidez, que les permite filtrarse en los pequeños espacios y resquicios -- legislativos, económicos, territoriales-- dejados vacíos por la sociedad mayoritaria.

Esta frase puede ser cuestionada en dos aspectos; el primero es el supuesto intento que hizo la sociedad por asimilarlos, y el segundo los espacios dejados vacíos por la sociedad mayoritaria. Hablar de asimilación en nuestra sociedad, donde lo híbrido predomina, es muy difícil, porque no existe un modelo específico al cual emular o imitar. A nadie le interesa incluir al otro, se busca más bien que el otro permanezca en su condición de diferente, de marginado o de relegado; es el encanto de lo exótico, frente a lo cual quedamos absortos. Tal vez vemos en él, nuestra identidad perdida, evocamos un sentimiento de añoranza. De esta forma el otro, lo exótico, se vuelve un elemento necesario para la sociedad, y esta necesidad se remite a la contemplación de lo folclórico y bucólico de su tradición.

En el segundo punto se llega a la cuestión de ¿si los espacios quedan vacíos, qué sentido tiene para los Gitanos volverse invisibles u ocultarse de la sociedad mayoritaria? La cuestión converge en un mismo punto, si alguna vez optaron por la estrategia de ser invisibles, fue por el rechazo de la sociedad mayoritaria, pero en la actualidad esto no tiene sentido, porque la constitución y el Estado colombiano dieron cabida a su forma de vida, reconociendo en la de 1991 la diversidad étnica del territorio colombiano, desde este momento la invisibilidad se dejo atrás. En el presente año (1999)fueron reconocidos por el Plan Nacional de Desarrollo como grupo étnico, hoy día están luchando por los derechos que no se le reconocieron y que ni siquiera pidieron por mucho tiempo.

Este espacio se ha dado de una manera unívoca, pues de no ser así, la preservación de su cultura se pondría en peligro. Se ha visto la necesidad de crear organizaciones internacionales en pro de la causa Gitana.

En este momento las Gitanas y Gitanos están estudiando (educación superior), lo que les permite, según muchos de ellos, poder estar preparados para enfrentar a la sociedad mayoritaria, en este caso a la sociedad colombiana. Por lo contrario, hay Gitanos, casi siempre gente mayor, que insisten en rechazar todo lo no Gitano a través de consignas tales como pureza racial, pacifismo y honradez extremos; teniendo en común con los primeros solamente el querer que se cambie o transforme el imaginario que los demás tienen sobre los Gitanos.

El Gitano que estudia, afirma que la identidad no se pierde por el hecho de cambiar, la cuestión radica en que se debe establecer un lenguaje que esté al mismo nivel, para llegar a un mayor entendimiento de las dos partes. Si se cambian ciertos modelos de conducta se accede a un lenguaje, por lo menos, similar. No se puede optar por una posición radical que excluya al otro, que margine, que relegue; este camino no es viable, no conduce más que a un ensimismamiento que no es adaptativo en la ola de progreso que arrasa a la sociedad actual. Quien no se incluye, muere en el intento de preservarse, de preservar su identidad, su esencia.

Es difícil hablar en estos términos, pues al referirnos a la esencia del ser algo o alguien, quizás pueda sonar utópico; debemos indagar en la representación de este discurso de identidad, descubrir si es algo más que una simple representación, algo más que la descripción de un fenómeno o del propio discurso, o si es el discurso mismo encarnado en la identidad Gitana.

Las características con las que se puede definir el hecho de ser Gitano, pertenecen a un listado de opciones que no necesariamente corresponden a otorgarle una identidad. El gusto por el oro, la quiromancia, el comercio de caballos, su forma de vestir, un determinado tipo físico, su concepción sobre el destino, su lengua, o principalmente, su condición de nómadas, pueden ser algunas de éstas; sin embargo ¿cuáles determinan su esencia?, ¿cuál de todas la define?, o tal vez todas lo hacen. Esta sería una discusión que no llegaría a un punto concreto, porque simplemente el proceso conlleva una relativización de conceptos y valores que no nos permiten situarnos fácilmente en una posición inequívoca.

La identidad según ellos, consiste en todo lo anterior sumado a características psicológicas y morales propias del genotipo Gitano, tales como la bondad, la honestidad, la no práctica de la violencia, el diálogo, el honor y lealtad, la solidaridad y el compartir en comunidad, y la generosidad. Es diferente expresar la importancia de estos aspectos dentro de la colectividad de una cultura, a decir que todos los Gitanos cumplen con esta serie de estamentos o requerimientos.

Esta es una crítica hecha por nosotros a la actitud etnocentrista de muchos sectores Gitanos, que insisten en reafirmar su condición de seres elegidos por los dioses, por ende perfectos.[9] Todo esto tiene su explicación en la tradición histórica de este pueblo, tal vez es una forma de defenderse del imaginario que se ha expandido y es una forma de negar algunas cosas que son evidentes, ya que no se puede generalizar; la naturaleza humana es impredecible, todos nos podemos clasificar como buenos y malos, y los Gitanos no son la excepción de la regla.

CONCLUSIONES

Obtener la información fue una tarea complicada, puesto que es de difícil acceso[10], además mucha de esta está parcializada desde visiones folkloristas y sin un interés verdaderamente profundo de la problemática de este pueblo.

Los fenómenos relacionados con el poder y el control socioeconómico, son los que influyen en las diferentes posiciones políticas que se pueden tomar frente a un determinado grupo. Para el caso de la comunidad Gitana nos encontramos con dos situaciones distintas tanto en espacio como en tiempo, tales son el caso de Europa (península ibérica) en el siglo XV, y Colombia siglo XVI, y actualmente.

El imaginario que se gestó en el período de pre-colonia en España sobre los Gitanos prevaleció en América hasta nuestros días, sin embargo la fuerza y presión de este imaginario, que se hace más evidente cuando las particularidades de invisibilidad de este pueblo se desvanecen, producen su condición de marginados. Esta condición de discriminación es la que los ha mantenido excluidos del resto de la población; ha sido justamente debido a esa victimación de la cual han sido objeto históricamente, como se han mantenido unidos hasta ahora.

Ellos dicen mantenerse al margen de la sociedad mayoritaria, diciendo que la mayor contribución que le pueden hacer al país es no meterse con él, a pesar de esto en algunas ocasiones han votado como en las elecciones en las que se eligió a Belisario Betancur, por el cual algunos votaron. Hoy en día son parte de un proceso de etnicidad frente a la sociedad mayoritaria, aquí en Colombia y en el resto del mundo. Los jóvenes Gitanos se están preparando no solo en su cultura sino en la nuestra, quieren más oportunidades para ellos pero principalmente para su gente; quieren demostrar que el cambio puede ser un progreso sin pérdida de la tradición. Estos proponen nuevos mecanismos de adaptación, como es el repensar la educación impartida a los Gitanos, contrario a lo que ocurría tres siglos atrás, durante los cuales estos sólo recibían una educación mínima promedio de quinto elemental.

En definitiva los Gitanos ya no ven viable el apartarse y fomentar imaginarios falsos en la sociedad mayoritaria sobre ellos, quieren ahora ser tenidos en cuenta, tener voz y voto, aspirar a un bienestar común, esto reflejado en la intención de buscar una forma de capacitar a los hombres en oficios varios y que además no atenten contra su cultura. Algo interesante para resaltar, es el creciente número de mujeres cursando estudios universitarios o con intención de hacerlo, pues tradicionalmente la mujer Gitana era o es consagrada a su hogar y su familia, cursando apenas hasta segundo de primaria. ¿Esto nos demostrara un decaimiento o un fortalecimiento de la identidad Gitana?. Tal vez sea necesario que pase mucho tiempo antes de que el imaginario tradicional deje de pesar en la mente colectiva de nuestra sociedad y los Gitanos se transformen en una sociedad real y sólida, dejando atrás el misterio, lo bucólico y lo folklórico.

A través de este trabajo, podemos entender cómo un estudio etnohistórico puede tener importancia en el análisis y en la comprensión de las relaciones actuales que pueden ser producto de la relación de un grupo con diferentes culturas y sociedades.

Bogotá, D.C., 24 de mayo de 1999

BIBLIOGRAFÍA

San Roman, Teresa. 1986. Entre la marginación y el racismo. Reflexiones sobre la vida de los Gitanos. Madrid: Alianza Editorial, S.A.

García, Canclini, Néstor. 1989. Culturas híbridas. México, D.F: Editorial Grijalbo S.A.

Gómez de Mora, Ana Mercedes. 10 de Junio de 1982. ¿En Busca de una Tierra...?. En: Ventana Colombiana. El Colombiano, pag. 8. Medellin.

Gómez, Santos, Gina. 5 de Octrubre de 1997. Entrevista. Realizada por Juancarlos Gamboa Martínez y Hugo Alejandro Paternina Espinosa. Girón. Cinta Magnetofónica.

Gómez, Luis. 4 de Octubre de 1997. Entrevista. Realizada por Juancarlos Gamboa Martínez y Hugo Alejandro Paternina Espinosa. Girón. Cinta Magnetofónica.

Grillo, D. Andrés. 9 de Agosto de 1998. Los Gitanos Colombianos: El Pueblo Invisible. En: El Espectador. P. 16A. SantaFé de Bogotá D.C.

Gamboa, Juancarlos. Paternina, Hugo Alejandro y Gómez Fuentes, Venecer. 1999. Los Rom de Colombia: Itinerario de un pueblo invisible. Sin publicar.

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NOTAS:

* A la fecha de escribirse el artículo, los autores eran estudiantes de antropología de la Universidad de los Andes, Bogotá, D.C.

[1] Compilado por: San Román, Teresa. 1986 Entre la Marginación y el Racismo. Alianza Editorial, Madrid, España.

[2] http://www.unionromani.org

[3] Compilado por: Gamboa Martínez, Juancarlos, Paternina Espinosa, Hugo Alejandro y Gómez Fuentes, Venecer. 1999 Los Rom de Colombia: Itinerario de un Pueblo Invisible. Santa Fe de Bogotá, D.C. Próxima publicación.

[4] Al decir generales, nos referimos a que entre estos mismos existían diferencias; hablamos pues de sectores sociales.

[5] El cambio ha sido mínimo, en términos generales, pero obviamente ha existido. Sin embargo es necesario aclarar que estos cambios no han modificado substancialmente lo que significa ser gitano, su esencia, aunque esto es lo que queremos discutir, en teoría permanece.

[6] En este caso, consideramos pertinente utilizar el término postmodernidad, como una corriente de pensamiento consciente o inconsciente, dentro de la cual están inmersas las sociedades actualmente.

[7] El estado liminar es peligroso en sí mismo, porque implica un riesgo. Al estar en un proceso de transformación y por tanto de espera, se genera desasosiego, delirio y hasta locura.

[8] García Canclini, Néstor. 1989 Culturas Híbridas. Editorial Grijalbo, México, D.F.

[9] Esto lo podemos inferir de una entrevista hecha por la Gitana Gina Gómez en Girón (Santander). Las declaraciones que ésta dio nos causaron el desconcierto expresado.

[10] Sin embargo agradecemos a Venecer Gómez Fuentes y a Ana Dalila Gómez Baos por su colaboración al suministrarnos material que aun no esta disponible al público ni a los investigadores. Y por guiarnos en el proceso de investigación.



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