Orgía fascista en la mitad de Bolivia
La oligarquía intenta consolidar su poder en el oriente y los valles, tomando caminos y calles con la fuerza de sus bandas fascistas, mientras el Gobierno sigue confiando en la papeleta electoral
Econoticiasbolivia Para Kaos en la Red 4-9-2008 230 lecturas 2 comentarios
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ORGÍA FASCISTA EN LA MITAD DE BOLIVIA
La oligarquía intenta consolidar su poder en el oriente y los valles, tomando caminos y calles con la fuerza de sus bandas fascistas, mientras el Gobierno de Morales sigue confiando en la papeleta electoral
Econoticiasbolivia.com (La Paz, septiembre 3, 2008).- A palo y látigo, y usando a sus bandas fascistas como punta de lanza, la oligarquía, los prefectos (gobernadores) derechistas y los 100 poderosos clanes familiares, que son dueños de la tierra y los grandes negocios, están consolidando su poder sobre el oriente y los valles de Bolivia.
Este miércoles, tras una maratónica reunión, el autodenominado Consejo Nacional Democrático (Conalde), --que agrupa a los prefectos opositores, a los comités cívicos y a todas las fuerzas de la derecha moderada y fascista--, convocó a masificar los bloqueos carreteros en cinco de los nueve departamentos del país, impedir la realización del referéndum sobre la nueva Constitución y erradicar de raíz toda movilización popular que vaya en contra de los separatistas y sea a favor del presidente indígena Evo Morales.
El Conalde amenazó también con tomar las plantas petroleras y cortar toda la exportación de gas a Brasil y Argentina, así como la toma de instituciones públicas, si el Gobierno de Morales no aceptaba sus demandas (devolución de casi 200 millones de dólares anuales por concepto del Impuesto a los Hidrocarburos y reconocimiento de sus autonomías separatistas e inconstitucionales).
El eje central de esta movilización derechista es la consolidación del poder de la oligarquía en las regiones orientales de Santa Cruz, Beni y Pando y en los valles de Tarija y Chuquisaca, donde desde la pasada semana las bandas fascistas han sembrado el terror entre los ciudadanos, vejando mujeres, masacrando sindicalistas y pisoteando indígenas, a vista y paciencia de la Policía, que también está temerosa ante el nivel de violencia e impunidad con la que actúan los sicarios y paramilitares fascistas.
Bandas fascistas
La orgía fascista comenzó la pasada semana en pleno centro de la ciudad de Santa Cruz, poco después que el presidente Morales emitiera un decreto para poner a votación el 7 de diciembre la nueva Constitución Política del Estado y la elección de nuevas autoridades regionales, en una iniciativa que poco después fue anulada por una disposición de la Corte Nacional Electoral.
Según el relato de la agencia cruceña ASC-Noticias, “el denominado grupo Resistencia, las mujeres de octubre, las pechonas de la cruzada cristiana, los unionistas y sus hermanos de Acción Joven y otros grupúsculos de fanáticos que no tienen mayor arrastre popular pero que, con sus grupos de choque, hacen temblar a medio mundo, han entrado en una fase de locura, han perdido el miedo a todo, son como los “camisas pardas” nazis que el propio Hitler ya no podía controlar”.
“Esa noche que Evo Morales promulgó el decreto para los referendos (el jueves), estuvieron en la plaza central de Santa Cruz. Primero las damas cívicas a la cabeza de Julita Parada, se desgañitaron en insultos abiertamente racistas contra Morales, tales como “indio maldito”, “cocalero bloqueador”, “no sabe lo que es cuidar un hijo”, “gay” y otros.
El viernes estos grupos pasaron de los gritos al garrote contra los indígenas “Las damas cívicas previamente habían proporcionado varios “colepejis” (látigos o fuetes) entre sus filas con los que brutalmente agredieron a las mujeres marchistas (de la Central Obrera), sin ningún respeto. Se vio a cobardes autonomistas ultrajando mujeres incluso con patadas, azotes o palazos. Alguna vendedora que nada tenía que ver con el asunto fue salvajemente agredida hasta dejarle bañada en sangre por el “delito” de ser de pollera y muy humilde, es decir “colla” (altiplánica).
Lamentos oficiales
La brutal agresión, captada por la televisión, dio la vuelta al mundo y, como ya es de rigor en estos casos, el Gobierno indígena se limitó a lamentar los sucesos. "Nos avergüenza al país, a la región y a los bolivianos. Ante eso, junto con la sanción moral que está expresando la propia ciudadanía, los propios cruceños y los bolivianos, se debe haber una investigación", dijo desde las montañas del altiplano el vicepresidente Alvaro García Linera.
Después de golpear a los indígenas y a las mujeres desarmadas, un dirigente de la fascista Unión Juvenil Cruceñista, garrote ensangrentado en mano, resumió en declaraciones a los medios televisivos de Santa Cruz el sentir de los grupos que atacaron a golpes a los indígenas y mujeres inmigrantes de occidente: "No lo vamos a permitir (el ingreso de los masistas) a la plaza (…) Queremos la independencia, no queremos a esta raza maldita en nuestra tierra".
Terror en el sur
Con menos sangre, pero igual odio contra los altiplánicos y los sindicalistas, más al sur, en Tarija, las bandas fascistas también arremetían. El viceministro de Descentralización, Fabián Yaksic, denunció que los dirigentes cívicos derechistas incentivan la violencia en la localidad de Yacuiba, escenario de bloqueos y protestas antigubernamentales.
"Contratan sicarios de la frontera que introducen un clima de terror y vamos a iniciar procesos. La Policía tiene que estar allá y con las denuncias que tenemos esperamos que la Fiscalía active proceso para frenar este clima de intranquilidad", dijo. El senador oficialista Ricardo Díaz aseguró que detrás de la violencia están los intereses de los latifundistas de 15 clanes familiares, dueños de haciendas y vidas. "Es una estrategia de los latifundistas que están generando violencia, pateando mujeres y el Ministerio Público no hace nada", lamentó.
Ataques en el Beni
Más al norte, en las ubérrimas tierras del Beni, donde los clanes imponen su ley con látigo y una vaca vale menos que una familia campesina, las bandas fascistas intentaron la noche de este martes tomar en la misma ciudad capital de Trinidad las oficinas de Impuestos Internos y la regional estatal que regula las tierras. Por varias horas, los fascistas intentaron con bombas molotov, armas cortas, piedra y palo hacer tabla rasa con esas instituciones defendidas por el Ejército.
“En este momento la derecha tradicional optó por la violencia como táctica política, hay una situación de resistencia civil, el presidente del Comité Cívico en días pasados llamó prácticamente a las armas en un pronunciamiento tácitamente sedicioso”, denunció el delegado presidencial, Palmiro Soria, amenazado de muerte por los fascistas.
"Quiero denunciar que si hay algún muerto esta noche, si le pasa algo a un dirigente social o a mi persona, yo acuso al prefecto Suárez Sattori, al presidente del Comité Cívico, Alberto Melgar, y al alcalde de Rurrenabaque", dijo.
Tras varias horas de asedio, las bandas fascistas se retiraron del lugar, pero dejaron una clara amenaza. “Damos plazo de 48 horas a partir de la fecha, para que el coronel Fernando Rocabado Soto, comandante de la Sexta División del Ejército, abandone el departamento de Beni, por haber sido quien de manera directa instruyó y dirigió la violenta represión al pueblo beniano”, sentenció el presidente del Comité Cívico. Similar advertencia se lanzó contra el delegado Soria.Melgar también convocó para la tarde de este jueves “a la marcha de reivindicación autonomista y por la dignidad del pueblo beniano”.
La tensión es tal en la región que el representante de Derechos Humanos en el Beni, Jorge Soruco, al borde de la impotencia total denunciaba: "Esto es demencia racista, de locura, que no podemos soportar; estamos viviendo en una era de locos, donde la gente de oposición que, de alguna manera, quiere apropiarse de un territorio para realizar actos vandálicos, se enfrenta al pueblo en situaciones de extrema violencia".
Punto muerto
Con todas estas acciones y su decisión de profundizar los bloqueos de caminos, la oligarquía está consolidando, a través del terror, su dominio sobre el oriente y los valles del país, consciente de que no puede avanzar hacia el altiplano ni mermar el abrumador apoyo que tiene el presidente Morales en el resto del país.
En rigor, la guerra entre Morales y la oligarquía está en un punto muerto. En Bolivia hay dos gobiernos y una abierta dualidad de poderes, situación que se ha consolidado con el referéndum del pasado 10 de agosto que ha ratificado en sus cargos tanto a Morales (67% de apoyo electoral) como a sus principales opositores. Evo ni siquiera puede ingresar a las ciudades del oriente y los valles, donde sus seguidores son apaleados sin misericordia y con absoluta impunidad. Allí, los pisoteados por las hordas fascistas reciben la “solidaridad” y “lamentos” de los funcionarios del Gobierno de Morales, junto ala prohibición expresa de contestar los golpes y los ultrajes. “Si hay movimientos sociales que están respondiendo a las provocaciones lo lamentamos porque no nos llevará a ninguna parte, nuestra respuesta es pacífica”, advirtió el ministro de Trabajo, Walter Delgadillo, que a buen recaudo predica que los indígenas y trabajadores pongan la otra mejilla.
Sin embargo, varias organizaciones populares y juveniles, especialmente en los barrios pobres de Santa Cruz (Plan 3000) han comenzado a organizarse y a responder a piedra y palo el ataque de los fascistas. “Que vengan, los vamos a reventar”, dice uno de estos jóvenes que, junto a sus compañeros, la tarde de este miércoles ha enfrentado y ha hecho correr a los grupos fascistas, desoyendo a los funcionarios “pacifistas” y “conciliadores” que siguen a Morales.
Entre poder y querer
En esta situación, caracterizada por muchos como de “empate catastrófico”, la oligarquía busca consolidar su poderío regional, mientras que Morales pretende lograr un acuerdo con esta élite (a pesar que lo desprecia y no quiere saber nada de él) para tener gobernabilidad y lograr reelegirse en el cargo.
Por ahora, la oligarquía, aunque quiere, no puede derrocar al “indio presidente” y se orienta a bloquear su reelección el 2010 y su nueva Constitución, además de mantener el control, sobre la tierra y las riquezas naturales en el oriente y los valles. En cambio, Morales, aunque puede, no quiere avanzar hacia la destrucción del poder de la oligarquía tal como reclaman los sectores más radicales del sindicalismo y de las organizaciones populares que pugnan por expropiar a los latifundistas y las agroempresas, y nacionalizar efectivamente el gas, el petróleo y las minas.
La intención de Evo es convertirse en socio de la oligarquía y de los 100 clanes, logrando un gran acuerdo nacional para preservar la democracia representativa y fortalecer el funcionamiento del capitalismo andino, que tiene su eje vital en la empresa privada, las transnacionales y los pequeños productores privados, con el apoyo directo del Estado. También quiere lograr la aprobación de una nueva Constitución Política que otorgue, por lo menos en lo formal, más derechos a las poblaciones indígenas, impulse el desarrollo capitalista de Bolivia y abra paso a su reelección a partir del 2010.
Hace dos días, esta intención fue bloqueada por la Corte Nacional Electoral que anuló la convocatoria al referéndum constitucional para el 7 de diciembre, aunque el vicepresidente García Linera aseguró hoy que “con decreto o con ley vamos a convocar a aprobar la nueva Constitución Política del Estado, no nos van a detener”.“Esto es irreversible, no hay marcha atrás (…) Hagan lo que hagan, nos insulten, peguen a los ancianos, peguen a los niños, hagan terrorismo, quemen casas”, dijo, tras advertir que “va haber complicaciones, porque aún hay una derecha minoritaria, arrinconada en algunas provincias del país, pero que se ha vuelto violenta, rabiosa, desesperada, y va querer generar conflicto y para ello es importante que los bolivianos defendamos, movilizadamente, nuestros derechos democráticos”.“La victoria está segura, pero va requerir movilización, concienciación y apoyo para que el presidente Evo continúe adelante”, dijo ilusionado en llevar a los bolivianos otra vez a las urnas, mientras la oligarquía prefería tomar el control de las calles y caminos
Documento de los sediciosos
El documento de la oligarquía aprobado en las últimas horas no deja dudas al respecto. “Los miembros del Consejo Nacional Democrático y las organizaciones de la sociedad civil de los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando, Cochabamba y Tarija, reunidos en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, resuelven”:
“Primero.- Masificar el bloqueo de carreteras a partir de la fecha, en los cinco departamentos del oriente y sur del país en adhesión a las medidas de presión realizadas en el Chaco boliviano para la recuperación del IDH y la defensa de las regalías que constituyen los derechos históricos de nuestros pueblos y la base material para implementar las autonomías departamentales.
A la vez de alertar que en caso de persistir la política confiscatoria del Gobierno central, no nos responsabilizamos de cualquier acción que impida el suministro de hidrocarburos al exterior del país”.
“Segundo.- Rechazar el propósito del Gobierno nacional de imponer un texto de reforma constitucional que carece de legalidad y legitimidad y que fue escrito con sangre de hermanos bolivianos en cuarteles y fuera de la sede legal de la Asamblea Constituyente, Sucre, por lo que nos ratificamos en la decisión de no permitir la realización de ningún referendo constitucional que apruebe ese proyecto en nuestros departamentos”.
“Tercero.- Ratificar nuestra decisión de profundizar la implementación de nuestros estatutos autonómicos aprobados por nuestros pueblos, al mismo tiempo, aplaudir y apoyar la firme determinación de Chuquisaca de convocar al referendo por la autonomía departamental”.
“Cuarto.- Denunciar al pueblo boliviano la persecución política del Gobierno central a autoridades departamentales y los dirigentes cívicos, con juicios sin basamento legal alguno”.
“Quinto.- Convocar a los ciudadanos, las organizaciones y las instituciones democráticas del país, sin distinción de razas, posición política o religiosa, a conformar un frente amplio para la defensa de la democracia que trabaje por la pacificación nacional y la recuperación plena de la democracia”.
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Más información:
América Latina
Bolivia
Guerra / Criminalización / Represión
La oligarquía intenta consolidar su poder en el oriente y los valles, tomando caminos y calles con la fuerza de sus bandas fascistas, mientras el Gobierno sigue confiando en la papeleta electoral
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ORGÍA FASCISTA EN LA MITAD DE BOLIVIA
La oligarquía intenta consolidar su poder en el oriente y los valles, tomando caminos y calles con la fuerza de sus bandas fascistas, mientras el Gobierno de Morales sigue confiando en la papeleta electoral
Econoticiasbolivia.com (La Paz, septiembre 3, 2008).- A palo y látigo, y usando a sus bandas fascistas como punta de lanza, la oligarquía, los prefectos (gobernadores) derechistas y los 100 poderosos clanes familiares, que son dueños de la tierra y los grandes negocios, están consolidando su poder sobre el oriente y los valles de Bolivia.
Este miércoles, tras una maratónica reunión, el autodenominado Consejo Nacional Democrático (Conalde), --que agrupa a los prefectos opositores, a los comités cívicos y a todas las fuerzas de la derecha moderada y fascista--, convocó a masificar los bloqueos carreteros en cinco de los nueve departamentos del país, impedir la realización del referéndum sobre la nueva Constitución y erradicar de raíz toda movilización popular que vaya en contra de los separatistas y sea a favor del presidente indígena Evo Morales.
El Conalde amenazó también con tomar las plantas petroleras y cortar toda la exportación de gas a Brasil y Argentina, así como la toma de instituciones públicas, si el Gobierno de Morales no aceptaba sus demandas (devolución de casi 200 millones de dólares anuales por concepto del Impuesto a los Hidrocarburos y reconocimiento de sus autonomías separatistas e inconstitucionales).
El eje central de esta movilización derechista es la consolidación del poder de la oligarquía en las regiones orientales de Santa Cruz, Beni y Pando y en los valles de Tarija y Chuquisaca, donde desde la pasada semana las bandas fascistas han sembrado el terror entre los ciudadanos, vejando mujeres, masacrando sindicalistas y pisoteando indígenas, a vista y paciencia de la Policía, que también está temerosa ante el nivel de violencia e impunidad con la que actúan los sicarios y paramilitares fascistas.
Bandas fascistas
La orgía fascista comenzó la pasada semana en pleno centro de la ciudad de Santa Cruz, poco después que el presidente Morales emitiera un decreto para poner a votación el 7 de diciembre la nueva Constitución Política del Estado y la elección de nuevas autoridades regionales, en una iniciativa que poco después fue anulada por una disposición de la Corte Nacional Electoral.
Según el relato de la agencia cruceña ASC-Noticias, “el denominado grupo Resistencia, las mujeres de octubre, las pechonas de la cruzada cristiana, los unionistas y sus hermanos de Acción Joven y otros grupúsculos de fanáticos que no tienen mayor arrastre popular pero que, con sus grupos de choque, hacen temblar a medio mundo, han entrado en una fase de locura, han perdido el miedo a todo, son como los “camisas pardas” nazis que el propio Hitler ya no podía controlar”.
“Esa noche que Evo Morales promulgó el decreto para los referendos (el jueves), estuvieron en la plaza central de Santa Cruz. Primero las damas cívicas a la cabeza de Julita Parada, se desgañitaron en insultos abiertamente racistas contra Morales, tales como “indio maldito”, “cocalero bloqueador”, “no sabe lo que es cuidar un hijo”, “gay” y otros.
El viernes estos grupos pasaron de los gritos al garrote contra los indígenas “Las damas cívicas previamente habían proporcionado varios “colepejis” (látigos o fuetes) entre sus filas con los que brutalmente agredieron a las mujeres marchistas (de la Central Obrera), sin ningún respeto. Se vio a cobardes autonomistas ultrajando mujeres incluso con patadas, azotes o palazos. Alguna vendedora que nada tenía que ver con el asunto fue salvajemente agredida hasta dejarle bañada en sangre por el “delito” de ser de pollera y muy humilde, es decir “colla” (altiplánica).
Lamentos oficiales
La brutal agresión, captada por la televisión, dio la vuelta al mundo y, como ya es de rigor en estos casos, el Gobierno indígena se limitó a lamentar los sucesos. "Nos avergüenza al país, a la región y a los bolivianos. Ante eso, junto con la sanción moral que está expresando la propia ciudadanía, los propios cruceños y los bolivianos, se debe haber una investigación", dijo desde las montañas del altiplano el vicepresidente Alvaro García Linera.
Después de golpear a los indígenas y a las mujeres desarmadas, un dirigente de la fascista Unión Juvenil Cruceñista, garrote ensangrentado en mano, resumió en declaraciones a los medios televisivos de Santa Cruz el sentir de los grupos que atacaron a golpes a los indígenas y mujeres inmigrantes de occidente: "No lo vamos a permitir (el ingreso de los masistas) a la plaza (…) Queremos la independencia, no queremos a esta raza maldita en nuestra tierra".
Terror en el sur
Con menos sangre, pero igual odio contra los altiplánicos y los sindicalistas, más al sur, en Tarija, las bandas fascistas también arremetían. El viceministro de Descentralización, Fabián Yaksic, denunció que los dirigentes cívicos derechistas incentivan la violencia en la localidad de Yacuiba, escenario de bloqueos y protestas antigubernamentales.
"Contratan sicarios de la frontera que introducen un clima de terror y vamos a iniciar procesos. La Policía tiene que estar allá y con las denuncias que tenemos esperamos que la Fiscalía active proceso para frenar este clima de intranquilidad", dijo. El senador oficialista Ricardo Díaz aseguró que detrás de la violencia están los intereses de los latifundistas de 15 clanes familiares, dueños de haciendas y vidas. "Es una estrategia de los latifundistas que están generando violencia, pateando mujeres y el Ministerio Público no hace nada", lamentó.
Ataques en el Beni
Más al norte, en las ubérrimas tierras del Beni, donde los clanes imponen su ley con látigo y una vaca vale menos que una familia campesina, las bandas fascistas intentaron la noche de este martes tomar en la misma ciudad capital de Trinidad las oficinas de Impuestos Internos y la regional estatal que regula las tierras. Por varias horas, los fascistas intentaron con bombas molotov, armas cortas, piedra y palo hacer tabla rasa con esas instituciones defendidas por el Ejército.
“En este momento la derecha tradicional optó por la violencia como táctica política, hay una situación de resistencia civil, el presidente del Comité Cívico en días pasados llamó prácticamente a las armas en un pronunciamiento tácitamente sedicioso”, denunció el delegado presidencial, Palmiro Soria, amenazado de muerte por los fascistas.
"Quiero denunciar que si hay algún muerto esta noche, si le pasa algo a un dirigente social o a mi persona, yo acuso al prefecto Suárez Sattori, al presidente del Comité Cívico, Alberto Melgar, y al alcalde de Rurrenabaque", dijo.
Tras varias horas de asedio, las bandas fascistas se retiraron del lugar, pero dejaron una clara amenaza. “Damos plazo de 48 horas a partir de la fecha, para que el coronel Fernando Rocabado Soto, comandante de la Sexta División del Ejército, abandone el departamento de Beni, por haber sido quien de manera directa instruyó y dirigió la violenta represión al pueblo beniano”, sentenció el presidente del Comité Cívico. Similar advertencia se lanzó contra el delegado Soria.Melgar también convocó para la tarde de este jueves “a la marcha de reivindicación autonomista y por la dignidad del pueblo beniano”.
La tensión es tal en la región que el representante de Derechos Humanos en el Beni, Jorge Soruco, al borde de la impotencia total denunciaba: "Esto es demencia racista, de locura, que no podemos soportar; estamos viviendo en una era de locos, donde la gente de oposición que, de alguna manera, quiere apropiarse de un territorio para realizar actos vandálicos, se enfrenta al pueblo en situaciones de extrema violencia".
Punto muerto
Con todas estas acciones y su decisión de profundizar los bloqueos de caminos, la oligarquía está consolidando, a través del terror, su dominio sobre el oriente y los valles del país, consciente de que no puede avanzar hacia el altiplano ni mermar el abrumador apoyo que tiene el presidente Morales en el resto del país.
En rigor, la guerra entre Morales y la oligarquía está en un punto muerto. En Bolivia hay dos gobiernos y una abierta dualidad de poderes, situación que se ha consolidado con el referéndum del pasado 10 de agosto que ha ratificado en sus cargos tanto a Morales (67% de apoyo electoral) como a sus principales opositores. Evo ni siquiera puede ingresar a las ciudades del oriente y los valles, donde sus seguidores son apaleados sin misericordia y con absoluta impunidad. Allí, los pisoteados por las hordas fascistas reciben la “solidaridad” y “lamentos” de los funcionarios del Gobierno de Morales, junto ala prohibición expresa de contestar los golpes y los ultrajes. “Si hay movimientos sociales que están respondiendo a las provocaciones lo lamentamos porque no nos llevará a ninguna parte, nuestra respuesta es pacífica”, advirtió el ministro de Trabajo, Walter Delgadillo, que a buen recaudo predica que los indígenas y trabajadores pongan la otra mejilla.
Sin embargo, varias organizaciones populares y juveniles, especialmente en los barrios pobres de Santa Cruz (Plan 3000) han comenzado a organizarse y a responder a piedra y palo el ataque de los fascistas. “Que vengan, los vamos a reventar”, dice uno de estos jóvenes que, junto a sus compañeros, la tarde de este miércoles ha enfrentado y ha hecho correr a los grupos fascistas, desoyendo a los funcionarios “pacifistas” y “conciliadores” que siguen a Morales.
Entre poder y querer
En esta situación, caracterizada por muchos como de “empate catastrófico”, la oligarquía busca consolidar su poderío regional, mientras que Morales pretende lograr un acuerdo con esta élite (a pesar que lo desprecia y no quiere saber nada de él) para tener gobernabilidad y lograr reelegirse en el cargo.
Por ahora, la oligarquía, aunque quiere, no puede derrocar al “indio presidente” y se orienta a bloquear su reelección el 2010 y su nueva Constitución, además de mantener el control, sobre la tierra y las riquezas naturales en el oriente y los valles. En cambio, Morales, aunque puede, no quiere avanzar hacia la destrucción del poder de la oligarquía tal como reclaman los sectores más radicales del sindicalismo y de las organizaciones populares que pugnan por expropiar a los latifundistas y las agroempresas, y nacionalizar efectivamente el gas, el petróleo y las minas.
La intención de Evo es convertirse en socio de la oligarquía y de los 100 clanes, logrando un gran acuerdo nacional para preservar la democracia representativa y fortalecer el funcionamiento del capitalismo andino, que tiene su eje vital en la empresa privada, las transnacionales y los pequeños productores privados, con el apoyo directo del Estado. También quiere lograr la aprobación de una nueva Constitución Política que otorgue, por lo menos en lo formal, más derechos a las poblaciones indígenas, impulse el desarrollo capitalista de Bolivia y abra paso a su reelección a partir del 2010.
Hace dos días, esta intención fue bloqueada por la Corte Nacional Electoral que anuló la convocatoria al referéndum constitucional para el 7 de diciembre, aunque el vicepresidente García Linera aseguró hoy que “con decreto o con ley vamos a convocar a aprobar la nueva Constitución Política del Estado, no nos van a detener”.“Esto es irreversible, no hay marcha atrás (…) Hagan lo que hagan, nos insulten, peguen a los ancianos, peguen a los niños, hagan terrorismo, quemen casas”, dijo, tras advertir que “va haber complicaciones, porque aún hay una derecha minoritaria, arrinconada en algunas provincias del país, pero que se ha vuelto violenta, rabiosa, desesperada, y va querer generar conflicto y para ello es importante que los bolivianos defendamos, movilizadamente, nuestros derechos democráticos”.“La victoria está segura, pero va requerir movilización, concienciación y apoyo para que el presidente Evo continúe adelante”, dijo ilusionado en llevar a los bolivianos otra vez a las urnas, mientras la oligarquía prefería tomar el control de las calles y caminos
Documento de los sediciosos
El documento de la oligarquía aprobado en las últimas horas no deja dudas al respecto. “Los miembros del Consejo Nacional Democrático y las organizaciones de la sociedad civil de los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando, Cochabamba y Tarija, reunidos en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, resuelven”:
“Primero.- Masificar el bloqueo de carreteras a partir de la fecha, en los cinco departamentos del oriente y sur del país en adhesión a las medidas de presión realizadas en el Chaco boliviano para la recuperación del IDH y la defensa de las regalías que constituyen los derechos históricos de nuestros pueblos y la base material para implementar las autonomías departamentales.
A la vez de alertar que en caso de persistir la política confiscatoria del Gobierno central, no nos responsabilizamos de cualquier acción que impida el suministro de hidrocarburos al exterior del país”.
“Segundo.- Rechazar el propósito del Gobierno nacional de imponer un texto de reforma constitucional que carece de legalidad y legitimidad y que fue escrito con sangre de hermanos bolivianos en cuarteles y fuera de la sede legal de la Asamblea Constituyente, Sucre, por lo que nos ratificamos en la decisión de no permitir la realización de ningún referendo constitucional que apruebe ese proyecto en nuestros departamentos”.
“Tercero.- Ratificar nuestra decisión de profundizar la implementación de nuestros estatutos autonómicos aprobados por nuestros pueblos, al mismo tiempo, aplaudir y apoyar la firme determinación de Chuquisaca de convocar al referendo por la autonomía departamental”.
“Cuarto.- Denunciar al pueblo boliviano la persecución política del Gobierno central a autoridades departamentales y los dirigentes cívicos, con juicios sin basamento legal alguno”.
“Quinto.- Convocar a los ciudadanos, las organizaciones y las instituciones democráticas del país, sin distinción de razas, posición política o religiosa, a conformar un frente amplio para la defensa de la democracia que trabaje por la pacificación nacional y la recuperación plena de la democracia”.
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