jueves, 18 de septiembre de 2008

Integrar a los Roms


Enrique Hett
Integrar a los Roms (Los raptos de Europa)

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Organización Editorial Mexicana
18 de septiembre de 2008


En general, los medios europeos se felicitaron, con toda razón, de la primera reunión a nivel ministerial sobre la integración de las poblaciones gitanas de la UE, organizada por la Comisión Europea, el martes 16 de septiembre. Los distintos grupos implantados en diferentes regiones europeas se conocen por varios nombres, gitanos, cíngaros, manuches, bohemios, etc. Mas, las asociaciones que los representan estiman conveniente reunirlos bajo el nombre genérico de "Roms".

La razón es que, auque los "Roms" forman actualmente varios grupos relativamente diferentes, pertenecen a la misma etnia. Esta, presente en tres continentes, es también plenamente europea, puesto que su presencia está bien documentada a partir el siglo XV, cuando menos. Desde entonces, los "Roms" han acompañado a los pueblos europeos en todos los altibajos de su historia. Incluso, fueron objeto de un genocidio. Varios centenares de miles de "Roms" fueron asesinados por los nazis. Pero, poco importa esta naturalización dolorosa, la mayor parte de los otros europeos, siguen considerándolos "extranjeros" en países donde están establecidos desde hace siglos.

Durante mucho tiempo su origen fue legendario. También es legendaria su reputación de violencia y deshonestidad. Es una leyenda absurda, desde luego. Ese tipo de pueblos simplemente no existe. En realidad, los "Roms" presentan índices de delincuencia comparables a los de otros grupos orillados a situaciones de marginación comparable. Y los mecanismos sociales que hacen que esos índices sean superiores a los de la populación general, son también comparables.

La reunión respondió a una toma de conciencia, que afortunadamente se generaliza, de la dureza e injusticia de la marginación social permanente a la cual están reducidos los "Roms" en los países de la UE, a causa de la perpetuación de una exclusión social multisecular.

Esta nueva conciencia comenzó hace ya varios años, pero, lo que aparentemente dio el impulso para esta reunión, fue que el Gobierno italiano decidió aplicarles a los "Roms" una política discriminatoria. Discriminatoria, por que se trata de medidas de identificación y control policial que no se imponen a la generalidad de la población. Hecho alarmante, sobre todo que el actual Gobierno derechista de Silvio Berlusconi, se limitó a aplicar y agravar relativamente medidas inscritas en un decreto del Gobierno de su predecesor, Romano Prodi, que nadie puede tachar de autoritario ni racista. Se trata, por lo tanto, de medidas consensuales, en las que, ni la derecha, ni la izquierda, ni el comisario europeo competente, ciegos a su carácter exclusivo que las vuelve particularmente estigmatizantes, humillantes y opresivas, vieron motivo de preocupación. Es por eso, que estas medidas, que respondían a una alarma excesiva de la población ante un solo hecho delictivo, funcionó como una autentica señal de alarma sobre el riesgo de que se produzca, en toda Europa, una evolución hacia formas de segregación totalmente inaceptables. La única manera de evitarlo, es promover la integración de estos europeos, de estos franceses, italianos y españoles en las sociedades de sus países.

Es una tarea gigantesca. Por otra parte, es cierto que la situación se ha agravado en los últimos tiempos. Sobre todo a partir de los años 90, grande núcleos de "Roms" emigraron de Europa del Este y de los Balcanes, hacia el oeste del continente y, en particular, a España e Italia. Estos flujos se sumaron a corrientes migratorias de otros orígenes, y padecen las mismas dificultades que éstos. La UE debe encarar con humanidad y eficacia este fenómeno migratorio. Pero también, como se comprometió a hacerlo la reunión del martes, debe, a toda costa, reparar la injusticia e integrar a sus "Roms".

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