sábado, 13 de septiembre de 2008

La “sacudida del 68” marcó el final de la “gran rectoría del Estado” en la cultura

Los creadores comenzaron a cuestionarlo y mirarlo con distancia, señaló experto
La “sacudida del 68” marcó el final de la “gran rectoría del Estado” en la cultura
■ Se abrió muestra sobre la influencia del movimiento estudiantil en las expresiones artísticas
Arturo Jiménez
El movimiento estudiantil de 1968 terminó con la “gran rectoría” del Estado mexicano en la cultura y marcó la proliferación de grupos artísticos independientes de la influencia oficial, más asumidos como un reflejo de la sociedad civil, lo cual significó una mayor diversidad en la música, la literatura, la fotografía, el cine y las artes plásticas.
Esa reflexión sobre la “sacudida” del 68 en la cultura, las artes y las conciencias de los artistas mexicanos estaba pendiente, pues sólo se había planteado el “parteaguas” que ese movimiento significó en términos históricos, sociales, políticos y del largo proceso de democratización del país.
La anterior es una de las principales conclusiones que pueden extraerse de la muestra Miradas al 68, que se abrió el miércoles y con la cual se inaugura la sala de exposiciones temporales de la gran exhibición permanente Memorial del 68, en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco.
Para Álvaro Vázquez Mantecón, curador y coordinador general de Miradas al 68, este movimiento “despegó la cultura del Estado, el cual hasta entonces era tan omnipresente, y empezó a ser cuestionado y mirado con distancia por los creadores”.
Eran, agrega en una charla-recorrido, “músicos en busca de creaciones independientes y de protesta; fotógrafos en pos de nuevas maneras de entender y que requerirán nuevos tipos de publicaciones para dar a conocer su obra; cineastas en busca de una vía independiente para expresarse; artistas plásticos que estaban diciendo: no gracias, no me organices compadre, mi trabajo es construir mi memoria”.
Reflejo de distintas miradas
Mientras el Memorial del 68 hace una exploración más política y su objetivo principal es informar y contar, sobre todo a los jóvenes, lo que pasó y cómo era México antes y después de ese año, las Miradas al 68 pretenden centrarse en la influencia cultural de ese movimiento, señala Vázquez Mantecón.
Esta exposición temporal parte de diversas reflexiones sobre la cultura planteadas en algunos ensayos del catálogo del Memorial del 68, inaugurado en octubre de 2007, y está integrada por cinco secciones, cada una con su propio curador y con monitores que reproducen documentos o entrevistas con los artistas en cuestión.
La primera sección es sobre la música de los años 60, mexicana y extranjera, comercial y alternativa, con presencia en los medios predominantes y como productos autogestionarios, curada por Ricardo Pérez Montfort e ilustrada sobre todo con las portadas de los ahora ya descontinuados acetatos.
Entre ellas figuran portadas de discos de Mamas & Papas, César Costa, Enrique Guzmán, Los Teen Tops, Judith Reyes, José de Molina, Óscar Chávez, Quilapayún, Mercedes Sosa o Pablo Milanés, además de algunos carteles que ilustran el fenómeno de las peñas, audio con grabaciones de la época y cancioneros con lo que se cantaba durante la huelga estudiantil.
La literatura del y pos 68 conforma la segunda sección, documentada por Greco Sotelo, y en ella se presentan fragmentos y portadas de libros de autores como Elena Poniatowska, José Revueltas, Fernando del Paso, Juan Bañuelos, José Agustín, Luis Spota, Luis González de Alba, René Avilés Fabila, Paco Ignacio Taibo II, Jaime Sabines, José Emilio Pacheco o Rosario Castellanos, quien, por ejemplo, escribió: “¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie./ La plaza amaneció barrida; los periódicos/ dieron como noticia principal/ el estado del tiempo”...
Según Vázquez Mantecón, la literatura refleja el “imaginario” que emerge del movimiento estudiantil en temas como la ciudad, el ser joven, la militancia en el movimiento en sí o el impacto de la represión.
El área de fotografía, curada por Alberto del Castillo, incluye obras de siete creadores, como Rodrigo Moya, Enrique Bordes Mangel, Enrique Metinides, Héctor y María García, quien por primera vez reconoce la autoría de fotografías que habían sido consideradas de su esposo, como las de la manifestación del rector. Todos esos autores reflejan distintas miradas: lo estudiantil, lo político, lo militar, la nota roja.
Otra sección es la de cine, curada por el propio Vázquez Mantecón, en la que se abordan trabajos de estudiantes y cineastas independientes como Rubén Gámez, Óscar Menéndez, Leobardo López, director de El Grito, o Paul Leduc, quien editó los comunicados del Consejo Nacional de Huelga para generar una “contrainformación” ante el cerco oficial. Luego, en los años 70 y 80, se sumarán cineastas como Alejandro Jodorowsky, Felipe Cazals y Jorge Fons.
Y en artes plásticas, curada por Pilar García, destaca obra anónima, individual y colectiva, con trabajo gráfico de los estudiantes de La Esmeralda y San Carlos, utilizada para los carteles, autores como Carlos Olachea, Jesús Martínez, Francis Alÿs, Mariana Botello y grupos como Suma o Mira.

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